Hay una palabra que para mí conecta tremendamente con esos artistas que tocan sus instrumentos en medio de una calle, de una plaza o en una estación de metro a pesar del frío, del calor, o de las personas que pasan a su lado o se paran a mirarlos. Y esa palabra es: PASIÓN.
Sé que me dirás que es una palabra sobreutilizada, que el que más y el que menos hemos visto videos de pasión, hemos leído artículos sobre la pasión o incluso hemos visto la famosa película de “Leyendas de pasión” pero…¿de qué se trata esa palabra?
Curiosamente el término viene del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir. La pasión es descrita como “una emoción muy fuerte hacia una persona, un tema, ideo u objeto. Es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo”. Esto hace que al fin y al cabo sea un término del que se puede hablar fácilmente pero a la hora de darle vida al mismo, ya es un poco más complicado.
Para mi uno de los mejores ejemplos de pasión es el de los músicos “Callejeros”. Si tú eres uno de ellos, déjame decirte que me parece realmente admirable lo que llegas a hacer con tu habilidad y con tu pasión.
Hace unos años vivía en Londres, esa ciudad de la que o te enamoras perdidamente o no te gusta para nada. Es una ciudad de extremos. Yo fui del primer club, de los que se enamoran para siempre de sus días grises y de los días soleados, de los edificios con historia, de sus culturas entremezcladas y cómo no…¡de sus músicos callejeros!!
En esos momentos trabajaba en la tienda Mango de Oxford Street. El cuidado de la tienda, la profesionalidad de sus managers, el movimiento de clientes hacían que me gustase mi trabajo. Pero nada de eso quitaba que al final de la jornada volviera a casa con los pies molidos y un tanto cansada. Entraba por aquella boca de metro fría, para coger mi línea roja hacia Sheppers Bush y allí en el segundo pasillo que giraba dentro del metro ese guitarrista apasionado. Al día siguiente igual me encontraba con esa chica y su voz aterciopelada, u otro día con un violín y el apasionado músico que lo sostenía.
En ese justo instante algo te toca por dentro, algo hace que tengas que bajar la mirada porque sientes como un par de lágrimas están a punto de decir “Hello!”. Eso es la pasión para mí: que ese guitarrista, o esa voz aterciopelada o ese violín en esas manos, te toquen por dentro y activen algo en ti. Y es que lo que mueve a esas lágrimas es la ilusión con la que hacen su trabajo, es el corazón que ponen en cada nota, esa sonrisa que se les dibuja en la cara, esa sensación de que pueden quedarse allí durante horas a pesar del frío o de la ausencia de monedas.
Sé que somos muchos los que hablamos de “Pasión” pero esta no es una palabra para hablar es una palabra para hacer. Esos músicos no hablan de pasión, la reflejan en cada una de sus miradas, de sus notas, de sus sonrisas.
Un líder no debería gastar su tiempo hablando de pasión, puede mostrarla en cada una de sus acciones:
– Puede desarrollar proyectos con la pasión de sentir que esos proyectos cambiarán un pedazo de mundo y que además darán trabajo a su equipo.
– Puede escuchar las opiniones de su gente con pasión, como si en ese instante no hubiera nada más importante que quien tiene delante.
– Puede tratar a sus clientes, proveedores o colaboradores con la pasión y el interés verdadero de hacer que las cosas funcionen.
– Puede tomar decisiones sintiendo con pasión todo ese miedo que se puede sentir cuando te lanzas al vacío de lo desconocido.
Puede vivir pasión, respirar pasión, sentir pasión, contagiar pasión, hasta dejar en cada uno de sus pasos aroma de pasión…
Esta semana te pido que intentes encontrarte con un músico callejero (si vives en la ciudad lo tendrás un poco más fácil…). Un músico cualquiera, con un instrumento cualquiera y dedícale 5 minutos de tu día. Siéntate a unos metros, cerca pero no tanto como para entrometerte en su trabajo. Y tranquilamente ves notando cómo se desprenden notas de pasión. Déjate sentir, escucha, cierra los ojos si lo necesitas por un instante, atiende a los detalles de ese ser humano y descubre cuánta pasión está regalando al mundo que le rodea. Y lo más curioso: por solo unas pocas monedas. ¿No te parece realmente apasionante?
¡Nos vemos la próxima semana!
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