Cómo conciliar sin morir en el intento

Habitualmente entendemos el término conciliación desde el punto de vista familia-empresa, aunque realmente creo que el término puede ser muy amplio: podríamos hablar de conciliación entre el trabajo y cuidar de tus amistades, entre el trabajo y poder practicar tus aficiones o incluso entre el trabajo y el hecho de cuidarte a ti mismo. Aunque como aquí planteo, hay muchas vertientes de este término, hoy elegiré una de las más importantes para muchas personas: conciliar tu vida laboral con ver crecer a tus hijos.

MIS PRIMERAS EXPERIENCIAS  

Cuando empecé a trabajar hace años, me fui encontrando con muchas experiencias de grandes directivos (muchos de ellos hombres) que compartían en algún momento una de sus peores sensaciones. Te lo resumiré con las palabras de un directivo que un día me confió mientras se le ponían los ojos vidriosos: “Disfruto de mi trabajo, de lo que he conseguido, de dónde he llegado, pero trabajo tantas horas que hace días me di cuenta de que mi hijo tiene 12 años y que ya no puedo cogerlo en brazos, acariciarlo, abrazarlo sin que resista o aguantar un lloro que sin explicación se convierte en segundos en una carcajada”.

Ese día me prometí a mí misma que yo no decidiría entre una cosa y otra, tenía claro que con mucho esfuerzo se pueden conseguir ambas cosas y si es así, ¿por qué elegir?

¿CÓMO HACERLO POSIBLE?

De momento yo tengo la suerte de sentir un par de manitas (a veces 3 pares) cogidas a mis rodillas al llegar a un lugar que no conocen y eso sin haber tenido que dejar ningún proyecto empresarial que realmente me apasione. Primero te diré que no es fácil, que no siempre se puede, y que a veces no me queda la energía suficiente para llegar a todo con un nivel de 10. Pero este post está escrito para aquellos que tenéis la suerte de poder tomar decisiones en vuestro trabajo, de poder luchar todavía en vuestro puesto de trabajo por las cosas que queréis sin temor a perder vuestro puesto o posición.

También te diré, que comparto mi trabajo con un equipo de dirección masculino. Las mujeres de algunos de mis socios cuidaron a sus niños pequeños, preparaban la casa, la comida, la ropa.  Yo no he vivido en esa época… yo no tengo a nadie que lo haga por mi (en todo caso a alguien que lo comparte y no siempre al 50%…😉), más bien yo rebusco entre el capazo de la ropa sucia algún día para desanimarme al ver que está allí la camisa que quería (…y me toca cambiar el plan!!), y pierdo el móvil a dos minutos de salir de casa, yo soy de las que arruga en la tienda la ropa que quiero comprar antes para ver si necesita planchado o no y me invento “comidas de la casa” con los ingredientes que quedan por la nevera, y a veces llego a una comida con amigos y cuando estoy bien arropada por ellos, me pongo a llorar (gracias Maxi, David, Sofía e Irene )… Sé que no es fácil, ¡pero no es imposible!

 TRUCOS PARA CONCILIAR SIN MORIR EN EL INTENTO

Y bueno, para conciliar en ese caso cuando no queremos tener que elegir, nos toca aplicar algún que otro truco para poder hacerlo y no morir intentándolo. Vamos a ver algunas pautas que podrían funcionarte:

Si tienes que viajar por trabajo y tu hija es una bebé: cambia el dinero de lo que ganes esa semana por una cuidadora. La semana pasada trabajé un par de días fuera de Valencia, en la empresa de un cliente y Lua se vino conmigo (bueno, ella y su cuidadora). Sé que no es una semana fácil ni para ella ni para mí, pero este tipo de semanas hago un intercambio fácil de entender aunque un poco más difícil de aceptar: cambio casi todo lo que gano por pagar a la canguro, pero eso me permite ver a la pequeña cada día, jugar con ella cuando llego al hotel, escucharla y poder alimentarla ya que todavía es una lactante, y todo esto, no tiene precio.

Expectativas sencillas: tengo la suerte de no haber perdido la capacidad de fascinarme y disfrutar de las cosas muy simples. No te voy a negar que me encantan los restaurantes donde puedo disfrutar del placer de una comida nueva, pero a veces para conciliar he tenido que cambiar los grandes planes por un simple picnic en la playa con bocatas de tortilla de patatas. Al vivir con expectativas sencillas e improvisadas, es mucho más fácil gestionar trabajo y peques.

Planificaciones cruzadas: del trabajo, de médicos, del padre, de mis tres hijos, y además de todo mi equipo. Cuando las cosas se planifican pueden salir. Una de mis agendas, en concreto la que tengo en papel, es un mundo de colores y jeroglíficos con los que yo me aclaro perfectamente. En un golpe de vista veo dónde están 10 personas de mi equipo, mis horarios, los de mi pareja y los miles de lugares a los que tienen que acudir mis hijos (parques, amigos, médicos, viajes, etc.). Esto me permite planificar de forma eficaz y cuadrar las cosas con tiempo suficiente.

Reconocer puntos críticos que van a quitar tiempo y calidad de la conciliación: es importante detectar puntos críticos que te pueden llevar a perder tiempo o a ciertas discusiones o problemas para conciliar. Aquí te cuento alguno de mis puntos críticos:

a) Lo que necesite para el día siguiente tiene que estar listo la noche de antes: materiales de trabajo, mi ropa, bolso, llaves, ropa de los peques, sus mochilas, etc. No siempre lo cumplo y ahí viene el problema de búsquedas de última hora en las que no puedes compartir tranquilamente ese tiempo con tus hijos porque buscas y rebuscas cualquier objeto que se ha escondido en un rincón.

b) Las salidas de casa: es importante hacer previsiones con tiempo extra porque lo único que se puede prever con seguridad es que habrá imprevistos.

c) Hacer maletas: las maletas tienen que estar hechas sin la presencia de los niños porque si no mientras voy montando una maleta, me desmontan la anterior que he preparado.

d) Llamadas de teléfono: apuro la máxima cantidad de llamadas laborales antes de entrar en casa porque combinar llamadas y niños que te piden “mírame cuando te hablo mamá” es casi un imposible.

Crea un plan de acción: el hecho de crear un plan de acción donde puedas anotar tus objetivos y avances cada día aumenta la posibilidad de que se cumplan tus objetivos. Desde hace unos días tengo en marcha un plan de acción al que he llamado “15 minutos solo para ti”. Mi objetivo es pasar, además del tiempo que paso con todos ellos a la vez, 15 minutos de exclusividad con cada uno de ellos, jugando en el suelo a lo que decidan, o hablando o incluso tomándonos un zumo en la cafetería de la esquina. Solo esos 15 minutos al día les recuerda que para mí son únicos, especiales, irrepetibles. Puede parecerte sencillo encontrar esos 45 minutos que yo necesito, pero para mí no siempre es fácil.

No busques la perfección: ten paciencia contigo mismo cada día que no consigas conciliar de manera perfecta y si tienes que llorar, pues llora. Creo que a veces el estrés que sentimos los días que no somos capaces de conciliar, se soluciona con 5 minutos de llorar. Saca fuera toda esa energía acumulada, no te presiones más a ti mismo buscando la perfección y al día siguiente vuelve a intentar esa idea tan retante de la conciliación.

Ojalá haya conseguido convencerte con alguna de estas pautas para que no tengas que elegir entre ser un profesional de éxito con ser papá/mamá. Es duro, difícil y retante algunos días, pero con creatividad y mucho empeño se consigue.

Reme Egea
Reme Egea
Maestra de Educación Física, Formadora en Habilidades Directivas y Gestión de Equipos, Psicóloga, Creadora del proyecto educativo "Con los pies en el aula", Conferenciante, consultora y socia de Proformación S.L.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies