Dedicado a mi abuela…hoy soñé con ella
Esta noche soñé con ella. Hacía tiempo que no pasaba en mis sueños aunque te puedo asegurar que todos y cada uno de los días de mi vida tiene su hueco, ella y él, un espacio que nada ni nadie podrá ocupar.
En mi sueño, estábamos en una comida rodeadas de amigos y familia y yo me giraba y le daba un abrazo. No era un abrazo cualquiera, sino que era uno de esos abrazos especiales, singulares, uno de los «nuestros». Sin haberlo comunicado con palabras se había creado esa forma tan especial de decirnos que nos queríamos. Y así continuábamos abrazadas por unos segundos, sintiendo todo lo que nos unía. Yo y ella. Yo y «la meua ueli».
VIRTUDES… Y TANTAS QUE TENÍA
Su nombre propio era Virtudes. Pero yo había creado uno nuevo, uno que no estuviese sobreutilizado por nietos y más nietos en el mundo. Esto quitaba de la lista a los términos abuela, uela, iaia, etc. por lo que ese «Ueli» ganaba más entidad propia. No me preguntes por qué pero esa «i» al final le daba suavidad, cercanía, sentimiento. Y así me acostumbré a llamarla con los ojos siempre brillantes por el cariño que sentía hacia ella: «UELI».
No sé qué es lo que te habrá aportado tu abuela a lo largo de la vida. Para mí ha sido una de las personas por las que más sentimientos se mueven dentro de mí.
Ella, Virtudes Penadés, era una mujer llena de virtudes. Ella tenía una fortaleza sorprendente. Tuvo 4 hijos y fue una de esas luchadoras natas, valiente, fuerte, con ganas de sentirse siempre útil, siempre, siempre en activo. A sus 80 años continuaba llevando su casa con mi abuelo, una hija deficiente y un hijo que también vivía con ellos.
Cocinaba, limpiaba, cuidaba sus plantas y siempre había un hueco para hacer mi comida favorita: paella de faves i carxofes (des de que ella se fue, se llevó también la habilidad de hacer la más deliciosa paella gourmet que he probado en mi vida).
NOSOTRAS
La verdad es que aunque intente volver a los inicios, no consigo saber cómo se creó aquello tan especial. Mira si era especial que un día se le escapó decir que era su nieta favorita. Es cierto que fui la primera en llegar, su primera nieta pero aquello no me dio el título de favorita.
Yo creo que lo que realmente me colocó en aquella posición fue la relación tan emotiva que desarrolle con ella. Yo noté desde muy pequeña que ella necesitaba cariño. Su autoestima no era la más potente del mundo pero su intención de facilitarnos a todos la vida era tremendamente significativa. Era capaz de hacer 5 comidas diferentes para que todos disfrutaran en la mesa.
Cuando fui creciendo tan solo intenté agradecer todo lo recibido: los cuentos que me había contado, las comidas, las experiencias con los conejos bebés que criaba, los días de mercado, la complicidad para librarme de las meriendas que no me gustaban, esa forma de luchar por la vida que transmitía, la fuerza…
Y mi forma de agradecer era con abrazos, con ir a verla todas las semanas, cogerla de la mano, hacerla sentir importante y decirle una de las palabras que más me cuesta decir en general «et vuic» (te quiero). Recuerdo que había abrazos en los que por segundos le transmitía toda la energía que había aprendido de ella. Curiosamente ella estaba tan poco acostumbrada que no sabía ni cómo encajar esos abrazos, pero yo siempre volvía a hacerlo, porque en esos instantes no podía ocultar una bonita sonrisa de satisfacción, una de esas que solo aparece cuando te sientes absolutamente querido.
Y hoy, volví a soñar con ella y con uno de nuestros abrazos. Ella. Mi «Ueli».
RETO DE LA SEMANA:
Esta semana te voy a pedir un reto muy significativo para mí. Si puedes hacerlo por ti mismo…¡genial! Si no, comparte el post con alguien que sí pueda hacerlo. Bueno, allá vamos… Si tienes abuela, me encantaría que compartieras un par de horas a su lado. Mírala como si la descubrieras por primera vez, escúchala, abrázala, dile todo aquello que te ha aportado, haz que durante ese tiempo se sienta la persona más querida del mundo. Siéntela con todos tus sentidos porque habrá un día que no estará ante tus ojos. Un día que tendrás que tirar de recuerdos, emociones y sueños para volver a abrazarla.
¡Nos vemos la próxima semana!
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