¿Seguro? ¿No tienes tiempo? ¿Estás completamente seguro? Pues si estás completamente seguro, es que has muerto. Con que algo no me encaja: si estás leyendo estas líneas, dejando que tu vista recorra cada palabra y estimulando a tus neuronas para que interpreten y hagan conexiones, si mueves la cabeza y dices con palabras “no tengo tiempo”… lo siento… ¡estás vivo! ¡Y ello implica que tienes tiempo! O sí o sí, esa es una de las características de los seres vivos: ¡Qué tienen tiempo!
¿No será una excusa? ¿No será una forma de decir: “no quiero utilizar mi tiempo para esto”? Es lícito, completamente lícito que no quieras gastar tu tiempo para hacer algo determinado pero no te autoconvenzas de que “no tienes tiempo”. Lo tienes, te lo puedo asegurar, si estás vivo, lo tienes. Voy a ser más precisa, cada noche, cuando suenan las doce en punto tienes otra vez una cajita con 86.400 segundos, alucinante, sí completamente alucinante.
Otra cosa muy distinta es aquello que quieres hacer con ellos…¿Quieres dormir? ¿Quieres poner a prueba tu fuerza de voluntad y salir a correr a las 6 de la mañana? ¿Quieres disfrutar de una comida? ¿Quieres volver a aprender inglés? ¿O incluso apuntarte al gimnasio? ¿Quieres lanzarte definitivamente a emprender? Seguro que quieres hacer un millón de cosas en esos 86.400 segundos pero puede que no te pongas en acción.
Y esa es la diferencia: el tiempo se siente cuando vas haciendo, cuando sientes el movimiento, cuando te pones en acción. Durante años utilicé esa frase de “Es que no tengo tiempo…” y me la creí, tanto que me la creí. A mi alrededor, como al tuyo, viven millones de personas que la dicen y la sienten, pero muy pocas que te puedan decir las cosas claras, muy pocas que te digan: “¡ESO ES UNA EXCUSA!”.
La primera vez que me encontré con una de esas personas valientes que te cuestionan y te hacen pensar, sentí que el equivocado era él. Tenía planificado empezar a escribir mis primeros posts pero nunca era el día perfecto. El tiempo se esfumaba sin darme cuenta de que lo más complicado era iniciar la tarea. Buscaba formas de llenar las 24 horas de mi día para acabar afirmando que mi tiempo se había acabado y tendría que esperar al día siguiente. Aquel día, este amigo me dijo:
– ¿Estás segura de que es una cuestión de tiempo? ¿No hay nada más? Tan solo estaba pensando en esas personas que también están vivas y además de su trabajo, sus proyectos, llegan a escribir sus posts semanales. Pero bueno…allá tú si no te atreves.
En aquel momento seguro que puse la típica cara de “métete en tus asuntos”, o se cruzó por mi mente esa idea de “ya llegó el listo de turno”. Pero hoy en día lo agradezco muchísimo y ya no necesito a nadie para decírmelo a la cara, directo, sin adornos, me doy cuenta de todos los beneficios de no gastar esta excusa.
En este momento, si mis 86.400 segundos que tiene mi día no me dan para llegar a hacer cualquier cosa que quería, tengo muchas explicaciones más útiles que te pueden servir:
– “Me planifiqué incorrectamente y sobreestimé que no habría ningún obstáculo en el camino: a la próxima planificaré mejorando los fallos de esta vez.”
– “Me da miedo intentarlo, como tengo tan poca práctica me da miedo fallar: ¿Y si no lo intento, ¿eso no es fallar? Eso es fallo seguro, con que al menos lo intentaré.”
– “Eran demasiadas cosas para meter en ese espacio de tiempo: pues ale, tendré que aprender a ser más creativa, más eficaz en mis planificaciones.”
– “He dejado escapar parte del tiempo que hoy tenía haciendo tareas no demasiado útiles ni productivas: voy a ser más consciente de ello.”
Sea cual sea la explicación que utilicemos siempre será más útil que nos sintamos parte activa de la situación porque de alguna manera “si no sentimos parte del problema, seremos también parte de la solución”.
¿Sabes? Me encantó hoy invertir parte de mi tiempo en crearte dudas a ti mismo, dudas sobre lo que haces con tu tiempo, reflexiones sobre esa gran frase de “es que no tengo tiempo”. Me encantó dedicar y “HACER un poco de TIEMPO” para ti…
El reto de esta semana va a ser muy sencillo. Te planteo que anotes a lo largo de la semana las veces que dices eso de “no tengo tiempo” y las veces que lo escuchas decir a personas de tu alrededor. Cada vez que te lo escuches a ti mismo, podrás cambiarlo por una de las explicaciones útiles que te he dado, una explicación que no permita darle vida a esa frase tan sobreutilizada de “no tengo tiempo”. Posiblemente llegues a sorprendente y encuentres pequeñas minas de tiempo en tu día a día.
¡Nos vemos la próxima semana!
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