Estoy en contra de “desaprender”
¿Por qué desaprender? ¿Has escuchado alguna vez el término «desaprender»? Si no lo has escuchado, por lógica podrías adivinar qué significa. Y después de ello podrías ir un poco más allá y pensar… ¿Qué moda es esta, la de «desaprender»? Con lo que cuesta muchas veces aprender, y ahora alguien me pide que desaprenda. Si aprender a aprender ya costó, imagina ahora aprender a desaprender… ¡Madre mía cuánto trabajo!
Pues sí, es un término que en los últimos años se ha puesto muy de moda entre personas que trabajan en procesos de cambio de otras personas.
UN VOTO EN CONTRA AL DESAPRENDER
En este punto, mi voto va en contra del «desaprender» porque me parece un concepto limitado, vacío y que además no tiene en cuenta el cómo y por qué aprendemos los seres humanos. El proceso de aprendizaje es un proceso sin vuelta atrás a no ser que te encuentres con una problemática específica y hayas olvidado tus aprendizajes. Todo aquello que aprendemos forma parte de nosotros y si en algún momento no nos es útil podemos aprender otros recursos.
Es más el concepto de “desaprender” va unido a la idea de que existen los malos aprendizajes que deberían ser olvidados y justo en ese punto no coincido. Me parece mucho más coherente añadir, en vez de quitar, ¿no crees?
TE PONGO UN EJEMPLO
Durante mucho tiempo, la gente que me conoce consideraba que era un poco extrema (hablo en pasado porque espero que hayan actualizado su idea de mí). En general era muy de blanco y negro, y no era suficientemente flexible. Bueno, ¿para qué decirlo tan suavemente? Era una persona rígida e inflexible. Y sí, te puedo asegurar que este tipo de actitudes te llevan a situaciones problemáticas, a discusiones en las que necesitas tener razón cueste lo que cueste y a momentos en los que la gente puede decidir no permanecer a tu lado.
Durante un tiempo intenté deshacerme de esa actitud y luchaba contra ella pensando que no servía para nada, pero me equivocaba, podía servir para mucho. Lo que estaba claro es que no era útil para todos los momentos y contextos, pero sí para muchos.
UTILIDADES Y BENEFICIOS DE SER INFLEXIBLE
Desde ese momento empecé a sacarle utilidades y beneficios:
– El ser inflexible con mi palabra: a la hora de dar mi palabra a un cliente, a un colaborador, a un amigo, etc. sienten en mí una seguridad enorme porque saben que cueste lo que cueste, si me he comprometido, cumplo o sí o sí «inflexiblemente» mi palabra.
– Implicación: si digo sí, será un sí al máximo, dando «inflexiblemente» lo mejor de mí misma ya sea a nivel profesional o personal.
– Resolución de problemas: si digo que resuelvo algo, «inflexiblemente» buscaré las formas posibles hasta que encuentre una salida, una forma de llegar a una solución alternativa.
– No permitirme excusas: cada vez que me propongo un reto, un desafío, algo que quiero conseguir me mantengo «inflexiblemente» intentándolo, trabajándolo, esforzándome y de ese modo he aprendido inglés, italiano y un poco de francés, y de ese modo, voy a correr todas las semanas, a nadar, a hacer bici, con la «inflexibilidad» de no buscar excusas.
¿Continúas queriendo «desaprender»?
RETO DE LA SEMANA:
Esta semana te propongo que pienses en algo que la gente «critica» en ti, algo que otras personas vean como un aspecto que «deberías desaprender» y a partir de ahí, dale la vuelta, piensa en los beneficios que tiene eso que critican de ti. ¿Cuándo podría serte útil? ¿En qué situaciones podrías beneficiarte de ello?
¡Nos vemos la próxima semana!
