¡Menuda afirmación! ¿Quién se atrevería a hacer una afirmación de este tipo? Pues yo, es más voy a exagerarla un poco más: no existe la Sociedad, ni tampoco existe la Empresa, ni la Cultura, tampoco existen los Equipos de trabajo, ni la Familia, no existen nada de esto.
De momento, si estuviésemos sentados cara a cara, creo que me discutirías esta idea y posiblemente me dirías que estoy equivocada pero igual, después de leer este post, también tú estás de acuerdo con estas afirmaciones… No obstante no pretendo convencerte, tan solo compartir contigo mi punto de vista.
Esta semana impartía formación a un nuevo grupo de jefes de equipo de una empresa. Había un alumno que repetía tantas veces la misma frase que me hizo pensar y darle vueltas a la misma al acabar ese día: “hasta que la empresa no me reconozca mi trabajo, yo no tengo porque dar más de mí mismo”, “hasta que la empresa no se comunique mejor conmigo, no tengo por qué pasarle la información a mis colaboradores”, y así un sinfín de ejemplos con los que se crean construcciones gramaticales del tipo: «Hasta que mi Empresa no… Yo no pienso…». ¿Y sabes hasta cuánto puede durar esa situación? Pues hasta siempre porque la empresa, como te decía, no existe.
Lo que no existe es la idea de «Empresa» (ni tampoco la idea de otras agrupaciones) como algo que puedas ver físicamente, tocar, sentir, oler. Lo que realmente existe son las personas que la integran, seres humanos de carne y hueso que puedes tocar en el mundo real. Todo lo que son «agrupaciones» al fin y al cabo es algo que pertenece al mundo de las ideas pero no a nuestra realidad cotidiana. Lo que pasa es que hemos crecido con estas ideas y las damos completamente por sentado. No nos las cuestionamos más allá, no vamos a chequear al mundo real, tan solo las damos por supuesto. Por ejemplo, cuando inicio el contacto con una Empresa (para que nos entendamos…aunque me refiero al contacto con una persona concreta) y me dicen: es que el departamento de ingeniería no se lleva bien con el de producción. ¿A qué crees que se refieren? Pues si investigas son personas concretas que tienen dificultades con otras personas concretas. Es justo en ese punto en el que bajas del mundo de las ideas a tocar el mundo real cuando de verdad empiezas a entender la dinámica de lo que ahí está ocurriendo… ¡Paso 1 de la solución!
Evidentemente esto tiene su utilidad: el beneficio de crear etiquetas tan grandes es el hecho de que así cosificamos cosas mucho más grandes y en ese punto parece que nos exime de la responsabilidad individual de las personas que lo integran. De alguna manera siempre podremos echar la culpa de algo a «la empresa», a la «sociedad» o al «equipo». El problema de esto es que esta visión nos deja las manos muy atadas, como si no pudiésemos hacer nada.
Por continuar con el ejemplo anterior, si aquel jefe de equipo solo está dispuesto a dar más el día que la «Empresa» le de algo más, puede que ese día nunca ocurra. Por qué, ¿darle algo más quién?¿Su jefe? ¿El director general? ¿Los socios de la empresa? ¿Alguien de RRHH? ¿Y algo más de qué? ¿De dinero? ¿Reconocimiento? ¿Responsabilidad? ¿Tiempo? ¿Y cuánto de más? ¿Un euro? ¿Dos? ¿Tres?
Mientras que este jefe de equipo ponga su atención en algo tan general, posiblemente nunca se resuelva. Si en vez de eso cambiara la ecuación y fuese él quién empezara dando un poco más, podría conseguir lo que en ese momento estaba pidiendo.
Pues que si te posicionas como parte de la ecuación, te conviertes en parte del problema, pero de ese modo también serás parte de la solución. El punto de individualizar y ponerle nombre a las responsabilidades nos hace ser más concretos y a la vez más autocríticos lo que hará que nuestro espacio de crecimiento sea mucho mayor.
El reto de esta semana trata de que te pilles a ti mismo hablando de conceptos tan generales como la familia, la Sociedad, el departamento, el equipo, la empresa, etc. Atiende a las veces que lo llegas a utilizar inconscientemente y cada vez que lo detectes recuérdate: la sociedad-empresa-equipo como tal no existe, en todo caso yo soy parte de…»
¡Nos vemos la próxima semana!
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