Liderar un equipo… ¡Suena genial!

Hay muchas cosas en la vida que «suenan genial», cosas que con tan solo escucharlas se te dibuja una sonrisa, cosas que solo de imaginarlas ya son disfrutables… Y ahí puede estar el problema: en nuestra fábrica de imágenes, de momentos, de melodías…¡Nuestra fantástica e increíble imaginación!

ES UNA HABILIDAD QUE SE PUEDE DESARROLLAR
La imaginación es una de esas habilidades que llegamos a desarrollar a lo largo de la vida, desde que somos muy pequeños. Nuestra imaginación nos permite volver a momentos increíbles, nos permite resolver problemas que parecen irresolubles, nos aparta del aburrimiento y nos hace incluso practicar con situaciones que todavía no han ocurrido. Pero siento deciros que no solo son estos fantásticos atributos los que la caracterizan… A veces, con nuestra imaginación, también somos capaces de crear miedos, o vemos problemas que no existen en realidad o incluso adelantamos situaciones del futuro que no van a ocurrir. En otras ocasiones, nuestra imaginación nos hace pensar que lo que nos espera será un camino de rosas perfectas, de nuestro color favorito, que olerán genial, y entonces…¡zas, nos encontramos de pleno con la realidad!

Pues bueno, eso es lo que te puede pasar cuando alguien te dice que vas a liderar un Equipo… O cuando eres más arriesgado y un tanto inconsciente como yo y levantas la mano para ofrecerte voluntario…

HISTORIAS REALES
Así ocurrió hace unos meses. Mi Empresa, como muchas otras, ha sentido la necesidad en los últimos años de adaptarse a nuevos clientes, a nuevas necesidades, nuevas exigencias o incluso nuevas formas de funcionar para continuar aportando valor. Y en ese momento, Reme Egea que tanto defiende la iniciativa y la proactividad dijo: «Señores jefes míos, me ofrezco para liderar estos cambios». Una de las más «pequeñas» del equipo, se estaba ofreciendo voluntaria para intentar liderar y gestionar todos aquellos cambios.

Y sí, pasados unos meses y volviendo la vista atrás, tengo que admitir que ha sido duro, mucho más duro de lo que imaginaba. Tengo que admitir que han habido días que he llorado más de «5 minutos» y que he pasado noches sin dormir para encontrar soluciones. El día que levanté la mano para ofrecerme voluntaria, no sabía realmente los retos a los que me enfrentaría durante ese proceso.

LA DUREZA DEL LIDERAZGO
En tan solo unos días desempeñando esa posición, me fui dando cuenta de todo aquello que hasta el momento había contado a mis alumnos: aquello de que cuando empiezas a gestionar o liderar personas tienes que tener una capacidad increíble para adaptarte a cada persona y a cada situación, capacidades para ilusionar a tu equipo en cada proyecto, firmeza para tomar decisiones que no siempre gusten a todos, tienes que tener una tolerancia increíble a la soledad y a la frustración, recursos para comunicarte con cada persona, habilidades para conectar y desconectar del trabajo, tranquilidad para afrontar las situaciones complicadas con las que te vas encontrando, capacidad para escucharte a ti mismo y a todos los miembros del equipo… y un sinfín de habilidades más.

¿Y qué puedo decir al respecto? Pues tengo que decir que durante estos meses me he encontrado cara a cara con mis puntos flacos, con todo lo que me queda por mejorar como persona y como profesional, con todo lo que me queda por aprender para poder ser una “líder”.

APRENDIZAJES INCREÍBLES
Para mí, que a veces soy un poco la señorita «Doña perfecta» (no tanto porque lo sea sino porque intente buscar esta perfección), fue duro aceptar que no podía con ello, que no estaba preparada y que no tenía las habilidades suficientes para liderar al equipo. De repente, noté que se movían parte de mis pilares, aquellos puntos en los que me apoyaba hasta el momento, pues me planteé: día a día me dedico a formar e impulsar a directivos para que consigan liderar sus equipos, liderar sus departamentos y sus empresas y yo no he sabido hacerlo con qué, ¿A qué me dedico ahora? ¿Cómo voy a formales en algo que no sé hacer? ¿Qué pensarían mis alumnos de mí si ahora me viesen por un agujerito?

Y así pasé días, sintiendo que no tenía la potestad para ponerme delante de nadie y hacerle un entrenamiento de élite en algo que yo no había sabido hacer.

Y así pasé días, contando las veces que había fallado en muchas de las situaciones que tenía que abordar con mi equipo.

Y así pasé días, hasta que me di cuenta de algo: ahora ya sé muchos de los caminos que no te llevan a ser un buen líder y los sé por experiencia. Es más, sé hasta como te sentirás el día en que intentes liderar un equipo y las cosas no funcionen como habías creado en tu imaginación.

Mira, lo que está perfectamente claro es que quien no friega no rompe un plato, a quien no cocina, no se le quema la comida, quien no habla, no dice algo inapropiado y quien no se atreve a liderar un equipo, nunca fallará. Yo lo tengo claro: opto por romper todos los platos que pueda…allá va uno…

RETO DE LA SEMANA:

¿Te has equivocado en algo a lo largo de tu vida? ¿Has fallado? ¿Has metido la pata? ¿Has molestado a alguien? ¿Has dicho algo inapropiado? Estoy casi segura de que a alguna de estas preguntas has respondido «sí» a no ser que seas un extraterrestre… Pues lo que te pido es que pienses en un fallo en concreto, algo que no hiciste correctamente y pienses en todo aquello que has aprendido después de fallar. Posiblemente te des cuenta de que no intentarlo te habría protegido del fallo…¡pero también de aprender y en definitiva de vivir!

¡Nos vemos la próxima semana!

Reme Egea
Reme Egea
Maestra de Educación Física, Formadora en Habilidades Directivas y Gestión de Equipos, Psicóloga, Creadora del proyecto educativo "Con los pies en el aula", Conferenciante, consultora y socia de Proformación S.L.

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