Hace unos días empezamos a trabajar en un proyecto nuevo, con un cliente nuevo que podemos decir que posee una característica que lo hace especial: en los últimos meses y antes de entrar a trabajar con ellos, hemos encontrado en prensa ciento de publicaciones en las que etiquetan a este cliente como “empresa de éxito”, “empresa que cosecha un éxito tras otro”, “el gran éxito de…” y así mil referencias a la misma en las que hay una palabra que se repite…¡ÉXITO!
Parecía que mi equipo ya había dado por sentado que esa palabra estaría en cualquier lugar de la empresa, en cualquier departamento, ¿pero esto es siempre así? Esta pregunta me llevó a activar una investigación, a estar atenta a todos y cada uno de los detalles con los que nos vamos encontrando y sobretodo a atender qué es lo que el equipo con el que estamos trabajando vive como éxito y lo que no. Tenemos, en general, una tendencia exagerada a buscar el éxito, una tendencia que nos lleva a querer ser reconocidos, ser importantes, hacer cosas grandiosas, pero ¿qué hay detrás de todo esto?
HISTORIAS REALES
Hace aproximadamente 4 años decidí cuál sería el destino de mis primera semana de vacaciones (muy, muy merecidas vacaciones): Mallorca, en concreto un trocito de mi casa, la de mi amiga Mónica. El mar nos separa desde hace unos años (bueno, o nos coloca a los dos lados del mismo…) por para mi es un lugar donde me reencuentro con uno de esos éxitos en mi vida, la amistad.
Bueno, llegamos a su casa, y antes de apoyar las maletas en el suelo sonó mi móvil. En la pantalla el nombre de uno de mis clientes, un cliente de esos de «éxito»: con una empresa exitosa, una casa espectacular, con un nivel de vida de película, hoteles de lujo, un Jet privado, cochazo, éxito a raudales… Pero en aquella ocasión una voz rota que me dijo:
– Disculpa Reme, sé que es agosto, e igual está de vacaciones pero es que no sabía a quién llamar. Lo siento, siento llamarte a estas horas pero es que estoy pensando en pegarme un tiro. Me ha pasado esto [……..]. Mira, me pego un tiro y se acabó, y así dejo de sufrir«.
Pensarás que igual por mi trabajo puedo estar acostumbrada a este tipo de situaciones pero te aseguro que no. Eso si recordé las palabras de Cristina Swatzenger (su apellido era similar, pero no consigo recordarlo al 100%) y de repente me fueron de mucha utilidad:
– Fulanito espera un momento-dije con la máxima calma y cariño que pude reunir-para pegarte un tiro siempre estarás a tiempo. Dame unos minutos, cuéntame qué pasa, y si después continúas pensando que es la única solución, pues ya vemos cómo hacerlo.
Fue un patrón disruptivo en toda regla: y funcionó. Al no esperar esa respuesta, como muy bien nos había enseñado Cristina en las clases de psicología clínica, pues todo se detiene.
La historia acabo bien (si es lo que te estabas preguntando) pero el kit de la cuestión no es el final sino ese término que tanto nos complica la vida: el éxito.
Nos cuesta entenderlo pero el éxito no es ese dinero, ni esa casa, no es el cochazo, ni tener un Jet privado, no. El éxito no son los 20000 seguidores de LinkedIn ni los 100000 de Instagram. El éxito no es que recibas un premio tras otro, ni que aparezcas en un montón de fotos con otros personajes conocidos, siento decírtelo pero no, todo eso no siempre es éxito. En muchas ocasiones a nivel gerencial me encuentro con personas que vistas desde fuera son etiquetadas como exitosas, pero cuando te confiesan sus vidas más allá de lo que muestran a la galería, no lo son tanto. Puedes creerme o no, puedes pensar que no estás de acuerdo para nada conmigo, pero no pasa nada, soy yo la que ha estado horas y horas trabajando al lado de esas personas “exitosas” que cuando tienen la suficiente confianza te muestran la realidad de su vida.
Muchas veces detrás de esa fachada hay más soledad de la que piensas, hay miedos, hay temas no superados, hay sensación de “no existe la amistad”, hay ideas de “no voy a ser capaz”, hay aburrimiento, hay sueños no realizados, hay decisiones que se sienten como equivocadas y otras mil emociones que el éxito esconde a la perfección.
El éxito para cada persona tiene un significado o muchas veces 2: uno de cara a la galería y el otro cuando estás solo, sin necesidad de mostrar nada a nadie. Ojalá estos significados fueran siempre en la misma dirección, pero no siempre es así. Yo creo que cuando aquel cliente optó por llamarme, no había sensación de éxito porque si en un momento así no puedes llamar ni a un familiar ni a un amigo, es posible que tu vida no sea tan exitosa como todo el mundo cree.
Eso sí, sea como sea, es importante que llegues a poder definir qué es el éxito para ti cuando estás solo, sin mostrar tu mejor cara al mundo. Igual una vez más me equivoco pero yo me atrevo a definirlo…
“El éxito es tener un equipo de personas a tu lado que crean que trabajar contigo les ha cambiado la vida para bien. El éxito es mejorar la situación de cada cliente que confía en ti, hacerles sentir que solo por cruzarse contigo han mejorado su empresa o han solucionado un problema. El éxito es poder hacer algo bueno por alguien y guardar el secreto sin comunicarlo en todas nuestras redes. El éxito conseguir trabajar en un proyecto en el que habrías pagado por estar en el mismo. El éxito son muchas cosas… Cosas distintas para cada uno de nosotros… Hay días que para mí el éxito es crear el equilibrio perfecto entre atender a mi cliente, cuidar a mi equipo de forma respetuosa y gestionar mi energía para que al final del día pueda jugar al escondite en pijama (con los calcetines por fuera) mientras escucho mi melodía favorita: sus risas”.
Y para ti, ¿qué es el ÉXITO?
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