Me niego a que la tecnología me controle

Me niego a que la tecnología me controle

Uauuu! El vídeo este es impresionante. Uno de esos vídeos que puedes ver una y otra vez y te continúa aportando una frase, una idea, un motivo para moverte, para cambiar algo, hacer que algo suceda en el mundo. Si en vez de leer el post, lo estas escuchando voy a contarte alguna de las mejores frases que transmite el vídeo:

“Una persona promedio pasa 4 años de su vida cara al móvil” (otras muchísimo más).

“Estas pantallas táctiles nos hacen perder el tacto”.

“Tantos ´yo´ tantos ´selfies´ No hay suficientes ´nosotros´”.

“Medimos nuestro propio valor por seguidores y me gusta”.

“Ya no quiero arruinar un bello momento por grabarlo con un móvil”.

“Ya no quiero hacer una foto a mis comidas, solo las voy a comer”.

Posiblemente hable de una de las cuestiones más complicadas y restantes que tenemos como seres humanos en este momento en el que vivimos. Y es el reto de conectar. Curiosamente me da la sensación cada día cuando trabajo con directivos, con emprendedores, con cualquier tipo de persona que cuanto más Facebook, cuanto más linkedin, Twitter, Snapchat o YouTube, cuantas más opciones de conectar, más desconexión sentimos. Es cierto que todos estos cambios tecnológicos han revolucionado nuestra forma de vida, nuestra forma de trabajar, la forma de disfrutar, nuestra forma de pasarlo bien. Pero no nos olvidemos de que continuamos siendo seres humanos, con necesidades muy básicas de comunicación.

Si no, ¿por qué crees que cuando estoy escuchando con atención a un alumno, a un gerente, a un operario de una línea de producción, y les miro y pongo toda mi atención, sonrío si me hace gracia lo que cuentan o me preocupo si hablan de su preocupación, por qué todo esto hace que la persona se sienta tan agradecida?

Posiblemente porque cada vez se echa más de menos. Es casi imposible tomar un café con alguien (no me refiero a un café de 3 horas sino a uno de 30 minutos) y que la persona no conteste durante ese tiempo un par de llamadas, 10 whatsapp y mire un par de correos que le han llegado.

¿Te ha ocurrido alguna vez estar hablando con alguien y suena el teléfono, aparece un número desconocido y dice «voy a cogerlo que no sé quién es»? Pues no lo cojas, si no sabes quién es, no lo cojas. Si no está entre tus 500 contactos posiblemente no es ni uno de tus familiares más cercanos, ni uno de tus amigos, ni uno de tus clientes, no lo cojas.

Además, no sé si te has dado cuenta que de forma mágica cuando no lo coges en registro de llamadas se queda grabado el número de la persona que ha llamado…¡Uauuu! Significa que al acabar tu café, 20 minutos después, o 18, o 16 o los que sean podrás volver a marcar el teléfono y decir: «Hola, soy Reme, tengo una llamada tuya, ¿quién eres?”. En un 90% de las veces es alguien que te está intentando vender un servicio telefónico, o de Internet o un nuevo producto que ha sacado tu banco.

Pero, ¿no te das cuenta de que en ese momento se perdió la conexión y la magia de la conversación? Y sí, me puedes decir que en el mundo actual, es lo que toca, es lo normal…Pues bien, entonces no te atrevas a cambiar nada. Si no empezamos a replantearnos ciertas cosas que cada vez vemos más normales es muy difícil llegar a mejorar cualquier cosa.

Es muy curioso, pero día a día mi trabajo cobra sentido al lado de seres humanos y si algo tienen en común todos ellos es que necesitan ser escuchados al 100%, no solo oídos, escuchados.

Es más, vamos a reflexionar, si tú estás hablando conmigo y en ese momento suena el móvil ¿por qué no te planteas que estamos en la cola de la comunicación? Yo llegué primero, me senté frente a ti, te miraba atentamente, estoy contigo, invirtiendo mi tiempo, parte de mis 86.400 segundos que tengo al día, segundos que no voy a recuperar. Yo llegué primero a la comunicación, si alguien quiere entrar, que se ponga a la cola.

RETO DE LA SEMANA:

Esta vez lo tienes bastante claro. El reto va a ser que esta semana elijas un día, o un solo café o una sola comida, y pruébalo. Prueba estar con una persona y en ese espacio de tiempo no atiendas para nada a una llamada, ni a un correo, ni a un mensaje.

¡Nos vemos la próxima semana!