Motívame a quedarme en esta empresa
No sé si recuerdas hace unos cuantos posts en los que abríamos el debate de si tú podías motivar o no a tus colaboradores. Hemos sobreutilizado tanto esa expresión de «motivar a mi gente» que lo hemos convertido en un mito en la gestión de personas. Y no, como comentamos hace unos meses, tú no puedes motivar a nadie, por mucho que lo intentes sino que tiene que ser la propia persona quien lo haga por y para sí misma.
Podrías empeñarte en motivar a uno de tus colaboradores y darle más sueldo, más vacaciones, mejores condiciones, más seguridad y aun así esa persona podría estar desmotivada. De este modo, vemos que el liderazgo es más una cuestión interna que no tanto externa, es decir, lo importante en esta situación es la automotivación… Eso sí, en algo puedes contribuir y es lo que vamos a ver en este post.
MI PROPIA EXPERIENCIA
En mis inicios profesionales descubrí cómo esto que suena a teoría tenía una aplicación real, completamente práctica y lo descubrí en mi propia piel. Yo trabajaba como freelance para varias empresas pero había una por la que sentía máxima predilección: Praxis. Y mi predilección se basaba en pequeños detalles de sus dos líderes pero que para mí tenían un valor incalculable.
Siempre recordaré uno de los detalles habituales: en aquella época a mí no me gustaba madrugar demasiado. Si tenía que estar a las 8 en clase, me levantaba a las 6’30 de la mañana y si una semana iba muy cargada de trabajo se me hacía duro llegar al final de la misma. En este tipo de ocasiones, mi jefe me decía:
– «Acabo de decidir que mañana hasta las 10 no te quiero aquí en la formación.
– ¿Cómo no voy a estar aquí? Tú me pagas desde las 8’30 y yo tengo que cumplir con mi horario. No puedo venir tarde a trabajar.
– Te digo que no y es que no porque soy tu jefe. A las 8’30 vendré yo y punto. Y si vienes antes no te dejaré entrar”.
Y de ese modo ya no me dejaba opciones. Eso sí, cuando yo llegaba descansada a las 10, me comía el mundo y además sentía tanto agradecimiento con ellos que era la primera voluntaria para ir a trabajar un sábado, quedarme más tiempo o poner mis mejores habilidades cada día al servicio de la empresa.
Todo esto lo acompañaban con detalles que PARA MÍ eran muy importantes: contaban con mi opinión como si fuera alguien importante en la empresa, me daban responsabilidades, me mostraban su aprecio, se preocupaban por mi como un ser humano, agradecían cualquier buen trabajo y otros mil detalles que me hicieron tomar la decisión de quedarme en esta empresa » sin fecha de caducidad».
ADAPTACIÓN AL INDIVIDUO
Como hemos visto en este ejemplo, si algo sabían hacer era crear opciones para que mi motivación siempre se mantuviese alta.
Como ya hemos comentado, no podemos motivar a nadie, pero sí que podemos establecer determinadas condiciones personales para que cada uno pueda automotivarse. Cada ser humano somos distintos. Además pasamos por momentos y situaciones particulares en nuestra vida en las que las prioridades, objetivos y motivaciones van cambiando. Por eso necesitamos conocer a fondo a nuestros colaboradores y a partir de ahí crear el contexto perfecto para que puedan hacerlo.
LISTADO DE MOTIVADORES EMOCIONALES
Es posible que sientas cierta dificultad a la hora de pensar en condiciones motivantes de este tipo pero puedo compartir contigo algunos motivadores que he visto en nuestra propia empresa o en alguno de nuestros clientes y que pueden servirte como fuente de inspiración. ¡Vamos a por ese listado!
– Facilitarle a un colaborador que pueda ir a ver el mundial de motos aunque tenga que coger algún día de trabajo.
– Permitir que una persona viaje por placer a mitad del año para que se ahorre una parte económica.
– Permitir que el día del festival del colegio puedan ir a aplaudir a sus hijos.
– Dejar que alguien vaya al entierro del padre de uno de sus amigos aunque no le corresponda “legalmente”.
– Dar el día libre por el cumpleaños de un hijo para que puedan organizar su fiesta o simplemente compartirlo con el pequeño.
– Montar una fiesta sorpresa a alguien que está un tanto tocado por distintos temas.
– Dar un día extra de vacaciones para que un vuelo que tiene que comprar le cueste más barato.
– Celebrar de algún modo en el lugar de trabajo el cumpleaños de un trabajador.
– Regalarle un libro que le puede ser útil en ese momento de la vida.
– Preguntarle por los resultados de su hija en un examen importante o por el que estaba preocupada.
– Dejar algún día disponible o con menos carga laboral para que el trabajador pueda estudiar para un examen que tiene.
– Pagarle una formación que es importante para alguien.
– Acompañar a su hija en un día importante de una prueba artística.
– Dejar que alguien acople su horario laboral un día que tiene que ir al médico.
– Ofrecer la disponibilidad suficiente para que la persona pueda ir a una reunión del colegio.
– Acompañarles en momentos importantes de su vida en los que te han ofrecido que estés a su lado.
– Facilitarle las cosas para que pueda ir un día laboral a un concierto que le ilusiona.
– Dar la opción de que alguien pueda acompañar a un familiar al médico.
– Dejar la puerta abierta a alguien que decide dejar nuestra empresa por otro trabajo.
– Interesarse por la enfermedad de alguien, o por sus preocupaciones, tristezas, etc.
Bueno, aquí tienes un listado de 20 acciones que no cuestan dinero pero tienen un enorme valor al menos para la persona que las ha recibido, pero esta lista puede ser inmensa, mucho más extensa. Lo importante es que descubras la lista de cada persona.
RETO DE LA SEMANA:
Esta semana tienes el reto de pedirles a tu equipo que te hagan un listado de las 10 cosas que más les pueden motivar en vuestra empresa y a partir de ahí tienes la opción de trabajar por ello. ¡Manos a la obra!
¡Nos vemos la próxima semana!
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