Puede ser que una de las cosas más inexplicables de esta vida sea la pasión. La pasión es ese algo que a veces no se puede explicar con palabras, algo que a veces cuesta de entender, algo que a veces no tiene ni un por qué.
Y puede que justo «la pasión» sea uno de uno de los ingredientes más ricos tanto a nivel profesional como a nivel personal. Un ingrediente que puede darle un sabor único a todo aquello que hacemos.
ALLÁ DONDE NACEN LAS PASIONES
Pero, ¿cómo surgen las pasiones? Las pasiones pueden surgir simplemente porque lo aprendimos de nuestro abuelo, o vimos disfrutar tanto de una de ellas a nuestros padres que también la hicimos nuestra, o a lo mejor un amigo nuestro nos la presentó con tanto ímpetu y nos la vendió tan bien que consiguió enamorarnos de ella. Pero también es cierto que algunas pasiones surgen casi de la nada, sin que nadie te las presente sino que tú mismo la conoces desde muy pequeño y creces día a día con ellas.
Pues justamente es de ese tipo de pasiones de las que hoy os hablaré.
Una de estas pasiones con las que me he encontrado en la vida se resume en una palabra: Italia. Y esa pasión puede tomar cualquier forma: la lengua italiana, los rincones secretos de ese país, la pasta italiana, la pizza, las pelis italianas, la música, la cultura italiana y…¿para qué mentir?… ¡También los italianos!
HISTORIAS REALES
Así fue, con 6 años recién cumplidos me encontré con esta pasión. Mis padres veraneaban aquel año en un camping de Oliva con mis tíos y sus amigos pero a los pocos días de estar allí el grupo aumentó: Sonia, Antonello y sus padres, una familia italiana, se unieron al grupo.
Yo no sabía muy bien qué significaba eso de ser italianos, lo único que sabía es que yo no entendía nada de nada. Mientras construía mis castillos de arena les escuchaba decir palabras que no llegaba a entender. Curiosamente ellos no hablaban español y mi familia no hablaba ni pizca de italiano pero el lenguaje de las manos, las caras y la capacidad de inventarse lo que él otro trataba de decir hicieron el resto. Es más, cuando no había forma de entenderse todo acababa en malentendidos y risas, muchas risas.
Con que de esa forma pasó el verano: entre juegos en la playa, castillos de arena, malentendidos y risas hasta la madrugada.
CUANDO LAS PASIONES TOMAN VIDA
Pero pasaron unos meses hasta que esa pasión tomó realmente vida. Estábamos cerca de la Navidad y yo había empezado ese mismo año a leer en el colegio. Me encantaba unir esos sonidos, que formaban palabras y unir esas palabras que contaban historias. Me fascinaba ser capaz de adivinar lo que decía una frase y después un párrafo y además el mundo estaba lleno de eso: de palabras y mensajes por todas las esquinas. Hasta que aquella navidad llegó esa carta: un sobre morado, con letra perfecta y en el remitente ponía Cotta Sonia, una dirección y la palabra «Italia». La abrí, la intenté leer pero no entendía nada. Mi mente de niña curiosa que siempre buscaba historias de aventuras, de incógnitas, empezó a pensar que aquello era un lenguaje secreto, casi mágico y me hice una de esas promesas que a veces nos hacemos: “algún día conseguiré descubrir el mensaje secreto que hay aquí”. Y ahí, justo en ese instante, ante aquel papel morado, nació esa pasión.
Algún día os contaré cómo le di forma a esa pasión un tiempo más tarde.
ELEMENTO DIFERENCIADOR
Pues bien, posiblemente sea uno de los elementos más increíbles que un profesional puede desarrollar. Es uno de esos elementos que saltan a primera vista: ese médico que disfruta haciéndote entender cómo funciona tu cuerpo, ese maestro que hace creer a sus alumnos que tienen alas y vuelan, ese camarero que te trata con una amabilidad increíble, esa secretaria con una simpatía sin igual, ese directivo que tiene fascinado a todo su equipo…La pasión sin duda es ese algo que no se vende, que no se compra, pero es ese algo que puede cambiar el mundo.
RETO DE LA SEMANA:
El reto de esta semana consiste en descubrir algo que te apasione de tu trabajo, algo, aunque sea mínimo. Prácticamente de todos los trabajos que hagamos en nuestra vida habrá cosas que no nos gustarán pero seguro que hay algo que nos puede fascinar, algo que nos apasione. A la mejor se trata de las reuniones, o simplemente del momento en que visitas a un cliente, del momento que desarrollas el plan estratégico en tu despacho con tu música favorita, o igual el momento que sales por la puerta y te vas caminando hacia tu fin de semana, sea como sea algo podemos encontrar. Pues busca ese momento mágico y atiéndelo con toda tu atención: ¿qué sientes? ¿Qué piensas? ¿Cómo lo disfrutas? Igual descubres que ese momento mágico de unos segundos, lo has construido tú, con tus habilidades, con tus recursos… ¿Y si construyéramos muchos más?
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