Hay un tema que me preocupa desde hace mucho tiempo y es que algo nos toca analizar cuando uno de los aspectos que más se demandan en cada empresa y cada equipo con el que trabajamos, es el Reconocimiento. ¿Por qué es la demanda número 1 de mucha gente? ¿Por qué nos sentimos tan poco reconocidos? ¿Por qué lo dejamos siempre para luego?
MOTIVOS POR LOS QUE NO SE DA RECONOCIMIENTO SUFICIENTE
Hay distintos motivos con los que me he ido encontrando a lo largo de mi carrera profesional (y a lo largo también de mi experiencia vital), pero hay ciertos temas recurrentes que se repiten cuando pedimos “explicaciones” a los responsables, mandos, directivos, etc. que deberían dar estos reconocimientos:
– Falta de tiempo: esta es la excusa número 1 para justificar el que no dediquemos un espacio en nuestra agenda para ello. Realmente no es una cuestión de tiempo porque muchas veces no se necesitan más de 5 minutos para hacer un reconocimiento muy potente. ¿Seguro que no pierdes al menos 5 minutos al día en redes sociales?
– Para eso le pagan: un clásico entre los clásicos para justificar por qué no se hacen estos reconocimientos a nuestros equipos. Esta premisa parte de un punto equivocado: evidentemente que no vamos a reconocer todo aquello por lo que le pagamos, por ejemplo que venga a trabajar puntual o que utilice unos EPIs, pero sin duda, muchos trabajadores aportan más de aquello que le pagamos…algunos nos dan más ideas de las que habíamos pagado, o actitudes extraordinarias, o esfuerzos extras y esto hay que reconocerlo.
– Por miedo a que sea mejor que yo: no creo que alguien por el simple hecho de reconocerle, intente ir a por ti, a aplastar todo tu potencial, sino todo lo contrario. Reconocer es una forma de valorar y respetar al otro, y el principio de reciprocidad funciona a la perfección en este tipo de temas por lo que alguien que se siente apreciado, valorará mucho más su trabajo y a ti como responsable del mismo.
– Porque se acostumbrará al reconocimiento y se acomodará: esta explicación sin duda está bien infundada. ¿Tú crees realmente que si le reconoces a una persona que va muy elegante al día siguiente va a venir toda hecha un asco? Sinceramente, no es el funcionamiento de sentirnos alagados y reconocidos. Cuando algo es valorado, tan solo crea una sensación positiva que nos hace buscar la forma de continuar recibiendo esas palabras bonitas por lo que está justificación no tiene base.
Estos son los factores más habituales que suelen responder mis clientes cuando les pregunto por qué hay tan poco reconocimiento (que no es que lo diga yo, sino sus equipos de trabajo). De todos modos, yo creo que hay justificaciones más potentes y humanas que explican la dificultad que tienen muchos líderes de estar atentos en el día a día para reconocer a su gente y es…
LA VERGÜENZA
LA VERGÜENZA: MOTIVO 1 PARA EL NO RECONOCIMIENTO
Cuando empiezo mi explicación a este nivel, a nadie le encaja, pero después de 2 minutos las cabezas asienten dándome gran parte de razón.
Muchas acciones positivas no se reconocen por “vergüenza”. Durante varias décadas hemos sido educados de forma que siempre que hemos fallado en algo nos lo hacían saber. Yo recuerdo cuando era pequeña que si me portaba mal en el colegio, la maestra se lo contaba a tu madre cuando venía a recogerte, después tu madre te pegaba “el puro” cuando llegabas a casa, si de mientras subía la vecina del tercero y la oía, se unía a tu madre para darle más fuerza y todavía te quedaba aguantar el de tu padre cuando llegaba de trabajar. En cambio, si te esforzabas y sacabas un 9 en una asignatura te decían…
– “Pero hija…¡con lo poquito que faltaba para el 10!
Esto que cuento con un toque de humor, ha sido una constante en la educación de muchos de nosotros. Tanto es así que cada vez que intentamos reconocer a otros ya sea en lo profesional (decirle a un colaborador que ha hecho algo fenomenal) o en el campo personal (decir te quiero a algunas personas), nos encontramos con una habilidad tan poco practicada que no tenemos las mejores herramientas para llevarla a cabo de forma exitosa. En esos casos nos sentimos incómodos, no nos atrevemos a mirar a los ojos o incluso nos cuesta encontrar las palabras exactas para ello.
La próxima semana profundizaré un poco más en este tema, para que tengamos claro qué y cómo se puede reconocer a otras personas.
De momento lo único que puedes hacer es practicar porque, al fin y al cabo, el “Reconocimiento” es una habilidad, y como tal solo se mejora a través del ensayo o error, o como diría una de mis frases favoritas:
“HABILIDAD QUE SE PRACTICA, ES UNA HABILIDAD QUE SE MEJORA”
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