Posiblemente estás leyendo estas líneas pensando en esas ideas que tantas veces he escuchado en el entorno laboral. ¿Te suena alguna frase de estas?
– “En el trabajo no se puede tener amigos”.
– “Si hay demasiado contacto personal, se acaba contaminando la relación profesional”.
– O si nos vamos incluso a las frases populares podemos encontrar la típica: “Donde metas la olla no metas la p*%%$”.
– “¿Para qué quiero saber si este tiene familia o no, si tiene amigos, qué le ilusiona en la vida o si le gusta practicar un deporte u otro? Eso no me aporta nada para trabajar con él”.
El título de este post podría conducirnos a ese tipo de frases rápidamente pero, ¿y si me estuviese refiriendo a la “contaminación positiva”?
Así es, justamente a esto me refería, a que las relaciones entre las personas, a nivel humano, a nivel de cercanía pueden provocar efectos muy beneficiosos en el trabajo. “No hablo de paz y amor”, hablo de algo más.
Te lo cuento con una experiencia: hace un par de años, estaba trabajando con un grupo de mandos intermedios en una empresa-cliente. No era el primer grupo que pasaba sino que posiblemente en los últimos 5 años había trabajado con unos 10 grupos más. Pero este grupo tenía algo de distinto, algo que les hacía diferentes a los otros grupos que habían pasado por allí: se les veía más distendidos, reían mucho más que el resto de grupos, se les veía incluso más saludables, más contentos con el trabajo y con la vida en general y además me llamaba la atención el respeto y aprecio que se respiraba entre ellos.
En ese punto saqué la lupa mágica, la que busca esas diferencias que me permiten investigar y aprender más allá, llegar a profundizar donde otros posiblemente se detendrían. Tenía una semana entera por delante, nos esperaban 38 horas de formación para descubrir qué era lo que les unía de tal manera.
¿Y para qué meter más misterio? Lo descubrí en tan solo dos pausas de café. La palabra clave era “COMUNIO”. ¿Suena bien verdad? Descubrí que el “Comunio” es un juego de fútbol que permite a los usuarios crear sus propias ligas virtuales, comprar jugadores, venderlos y crear su propia competición.
En este caso lo que les distinguía de otros grupos no eran sus edades, ni sus estudios, ni el trabajo que hacían, el elemento que realmente les diferenciaba era que jugaban fuera del trabajo y conectados en red. El último en llegar al grupo decía: “Yo llegué y fue casi lo primero que me dijeron, que si me unía a la liguilla. Al día siguiente llegó Pepe, un compañero y preguntó: ¿Quién es el hijo de +%&* que ha comprado a Messi?. Yo tímidamente levanté la mano y me dijo: Bueno, porque eres el nuevo, pero en unos días cuando te coja confianza te diré cuatro cosas. Y con su pícara sonrisa, sentí desde el primer día que el grupo me había acogido en el mismo”.
Y así era, a través de la risa, la complicidad y el juego, este equipo de trabajo había creado las bases para una relación mucho más cercana, donde desarrollar apoyo y colaboración en el trabajo era mucho más sencillo. En efecto este equipo brillaba por su espíritu de colaboración, por la ausencia de comentarios a sus espaldas, por la capacidad de organizarse y sobretodo por el apoyo mutuo.
Este y muchos otros ejemplos me han permitido reflexionar sobre la importancia de crear relaciones de cercanía y confianza en el trabajo. Si lo piensas verás que es muy difícil desarrollar la confianza con un simple “por favor, repara la máquina que está estropeada”, “por favor, búscame este informe” o “por favor, pásame las últimas facturas al programa”. La confianza se desarrolla de una forma mucho más simple:
– Compartiendo parte de sus aficiones: una partida de paddel, los comentarios del último partido o el entrenamiento para la carrera.
– Comentando temas personales: cuestiones que tienen que ver con su familia, con sus hijos, con sus amigos o con su pareja.
– Compartiendo errores, fallos, equivocaciones y aprendizajes de todo ello.
– Hablando de ilusiones, de pasiones, de objetivos y sueños vitales.
Curiosamente cada vez que ves un equipo consolidado, trabajando eficazmente juntos y sacando mucho más de lo que son sus objetivos, te puedo asegurar que esto es gran parte de esa contaminación positiva que se ha producido como efecto de esas conversaciones que solo compartes cuando sientes día a día crecer esa confianza.
Cuando tienes la suerte de haber vivido en uno de estos equipos o cuando trabajas por “crear esa suerte” te puedo asegurar que se convierte en algo realmente gratificante. Y es que digan lo que digan los refranes populares, tu compañero/a de trabajo se puede convertir en uno de tus más preciados amigos.
Esta semana vas a elegir a alguien de tu trabajo: uno de tus empleados, o tu compañero, tu jefe o incluso un cliente o un proveedor, sea como sea, alguien que se relaciona contigo en el trabajo y le vas a dedicar tu semana. En este caso vas a investigar con mucho cuidado y con el mejor sentido de la palabra a esta persona: qué le gusta, qué le divierte, a quién aprecia en la vida, cuál es su estilo de vestir, dónde vive, qué le gusta comer y las mil y una preguntas que se te ocurran.
Por favor, no lo sometas a un interrogatorio policial, tan solo obsérvalo/a cuidadosamente, con el máximo respeto a su intimidad, sin hacérselo notar y puede que empieces a descubrir tanto de esta persona que tu imagen sobre ella se amplíe y se enriquezca. ¡Te esperan muchas sorpresas!
¡Nos vemos la próxima semana!
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