Parece fácil, ¿verdad? Puedes tener la sensación de que la persona a la que más conoces es a ti mismo pero yo creo que generalmente no tenemos un conocimiento exacto y real de quiénes somos. A veces incluso llegamos a definirnos más como nos gustaría ser y no tanto como realmente somos en el momento presente. A veces nos describimos con etiquetas del pasado, hablando de quiénes fuimos pero no de quién está hoy aquí.
Y es que posiblemente ser uno mismo no sea la tarea más fácil para llevar a cabo…
Es posible que a ti no te cueste para nada y que este post no vaya contigo, lo sé, porque hay personas que esta tarea la tienen más que superada, pero también es cierto que otros todavía estamos en el camino de aprender a ser más veces “yo mismo”. Observando las experiencias que me encuentro día a día con los directivos, profesionales, mandos con los que trabajo, he encontrado ciertos elementos que se repiten y podrían explicar parte de esta dificultad.
En unos casos vemos que simplemente es que no hemos aprendido antes. Nadie nos ha enseñado previamente, ni nos ha dado recursos para hacerlo, para ser coherentes con nosotros mismos, para no necesitar la aprobación y reconocimiento de otros sino hacer simplemente aquello que resuene contigo.
También es posible que alguna vez nos dejamos llevar y fuimos nosotros mismos en estado puro, pero en ese punto alguien nos machacó, nos criticó, nos dijo que era una equivocación o cualquier cosa similar y eso hace que tengamos miedo al rechazo que podría provocar ser tú en estado puro.
Y en otras ocasiones simplemente es porque no hemos practicado esta habilidad, sin más. Al fin y al cabo si se trata de una habilidad necesita de práctica, práctica y práctica, sin ninguna duda.
En el proceso de desarrollar esa habilidad de “ser nosotros mismos” solemos pasar por una fase que es la de la imitación: vemos a otros profesionales que admiramos en algún punto, e intentamos parecernos a ello…¡pero esto es imposible! Bueno, te podrías convertir en el mejor copiador de otros, en el mejor doble, ¿pero con esto te conformarías?
En los últimos años he tenido el privilegio de formarme al lado de una las personas a las que más admiro personal y profesionalmente: John McWhirter. Para mí es un modelo de coherencia entre lo que dice y lo que hace, un investigador muy profesional, alguien con recursos extraordinarios, con un bagaje de conocimientos, habilidades, valores, experiencias y ejemplos sin igual.
En una de las primeras formaciones que compartí con John, nos dio un pequeño dossier con apuntes en el que aparecía esta inscripción en la primera página:
“Desarrolla tu propia técnica. No intentes utilizar la técnica de otro…No intentes imitar mi voz o mis cadencias. Limítate a descubrir la tuya propia. Es el individuo respondiendo al individuo”.
Milton Erickson
Aquella frase se grabó a fuego en mi memoria y me la repito en aquellas ocasiones en las que intento imitar a alguien por quien sienta cierta admiración. En ese punto, aparece con toda su fuerza esa frase…”no imites, crea tu forma, tu modelo, sácale partido a tu voz, a lo que eres como ser humano, recuerda que la marca se lleva por dentro”.
Porque al fin y al cabo esa es la mejor forma de conectar con el profesional que tengo delante, siendo yo mismo, no siendo la mejor copia de otros.
Se me ocurren muchas formas de ir practicando esta habilidad pero aquí te dejo algunas de las claves que para mí han sido muy útiles:
– Descubre algo que te distingue: Nota mínimamente algo que te distingue. Da lo mismo que sea algo físico, algo que sabes hacer, una forma distinta de pensar, de sentir o incluso la cadencia de tu voz. Sea lo que sea pero empieza a enamorarte de esos puntos de distinción.
– Busca modelos, pero no los copies: Para mi John McWhirter es un verdadero modelo como persona y como profesional. Alguien coherente con sus principios, una de esas personas que ves que lo que dice y lo que hace van completamente en la misma línea. Una persona que demuestra en cada acción su intento por aportar valor a cada ser humano que se cruza con él. En ese punto, yo le observo, investigo cómo lo hace de diferente a mi e intento aprender lo máximo que me pueda ser útil.
– Aguantando alguna crítica cuando te sales de la “manada”: cuando te distingues en algún punto y te alejas de lo que la mayoría considera la norma, lo habitual o lo lógico, sentirás alguna palabra de desaprobación, comentarios críticos o consejos no pedidos ni deseados, pero no pasa nada, si lo tienes claro, tú adelante…agradeciendo siempre cualquier comentario con un gracias, pero adelante, sin parar.
Descubre algo que sepas que puede ser un poco distinto al resto. Da igual que sea tu tipo de voz, la capacidad de cumplir tu palabra o trabajar muchas horas sin quejarte, puede ser la capacidad de levantar una ceja sin levantar la otra, o incluso la determinación con la que caminas, el color de tus ojos, o tu capacidad de conseguir corbatas que se salen de la norma, sea lo que sea, busca algo que te distinga y por lo que el mundo te podría reconocer, recordar o identificar. Y a partir de ahí, que eso sea tan solo el inicio de ir descubriendo más y más elementos de distinción y singularidad. Con el tiempo puedes incluso ir listándolos. De momento, empieza esa lista con un solo detalle y sin con el tiempo te quedas sin papel para hacer toda esa lista, tan solo tienen que pedirme un trocito más de papel.
¡Nos vemos la próxima semana!
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