Tú decides quién te decepciona
Tú decides quién te decepciona
¿Te ha decepcionado alguien en tu vida? La contestación a esta pregunta no está condicionada a lo que has vivido, a lo que te hicieron o te dijeron, no, sino que está vinculada a cómo tú interpretas la realidad.
Hay personas que continuamente se sienten decepcionadas por su jefe que les prometió que en un tiempo les daría “más responsabilidades y más sueldo” y ha pasado el tiempo y no lo ha hecho; se sienten decepcionados por cómo les ha tratado un hijo después de «todo lo que han hecho por él«, se sienten decepcionados por su equipo porque «así te pagan los favores que les ha hecho«, o se sienten decepcionados por esos amigos que «nunca levantan el teléfono para llamar y tomar un café«. ¿Pero es cierto? ¿Realmente el mundo se ha puesto de acuerdo para decepcionarles? ¿O está ocurriendo algo más?
Pues no lo creo. No creo que la gente en general tenga esa capacidad de tomar decisiones en equipo y decidir que te van a decepcionar, porque sí. Personalmente pienso que es una decisión personal la de «autodecepcionarse». Te dice esto justo una persona que muchas veces he sentido esa decepción como real.
HISTORIAS DE DECEPCIÓN
Hace unos días una de mis mejores amigas me comentaba que su madre se había sentido decepcionada por un amigo especial. Un amigo al que ella siempre llama en momentos y días señalados. Y es que este amigo había olvidado felicitarla el día de su santo. Había pasado el día y él no había hecho ni el esfuerzo de dedicar 5 minutos para llamarle. Su madre resumía de este modo la situación:
“¿Amigos? ¿Amigos? De esto dicen amigos, ya ves ni me ha felicitado. Yo que siempre le felicito y Carlos no ha sido capaz de buscar ni 5 minutos para felicitarme. Y después dicen que esto son amigos. Es el único que no me ha felicitado”.
¿Verdad que visto desde fuera parece exagerado? Cuando lo vemos en otros podemos sentir que es una exageración pero cuando nos ocurre, reaccionamos de este modo. Es increíble cómo somos capaces de medir años de amistad por una llamada de felicitación por nuestro santo. Yo me pregunto, ¿y dónde quedan todos los momentos en los que la persona sí que llamo, o estuvo a la altura o nos acompañó en un mal momento? En momentos así, en los que nos sentimos decepcionados solo cuentan los ejemplos de decepción y no todo lo bueno que se haya vivido. No es una forma muy justa de sacar cuentas, ¿verdad?
DEL DICHO AL HECHO, HAY MUCHO TRECHO
Estos análisis donde le quitamos a alguien el título de buen jefe, de buen amigo o de buen compañero surgen de situaciones simples pero que a lo mejor tienen gran valor para nosotros. No obstante, yo me he escuchado a mí misma decir esa frase de “Yo lo hago porque sí, por placer, sin esperar nada a cambio”, pero no es cierto, muchas veces nos mentimos a nosotros mismos.
Creo que todavía nos falta mucho como seres humanos para tener esa capacidad de dar, de compartir, de hacer sin sacar cuentas de cómo después se nos devuelve. Es cierto que a veces no esperamos que nos devuelvan exactamente lo que hemos invertido, pero sí una parte y sin duda esto nos hace un tanto esclavos de esas interacciones.
Sinceramente admiro esas ideas Budistas que algunas personas son capaces de llevar a cabo. Admiro a esas personas que no quejan por lo que dieron sino a las que el simple placer por dar, les crea un disfrute inmenso. Admiro a esas personas que no sacan cuentas a ese nivel. Admiro a esas personas que piensan que Carlos no les llamó simplemente por pereza, o por despiste o que simplemente no tenía ganas y que aun así están encantadas de continuar llamando a Carlos cada cumpleaños para felicitarlo. Cuando sea mayor, quiero ser como “esas personas”.
RETO DE LA SEMANA:
Esta semana vas a intentar buscar a una de esas personas que dan sin necesidad de pregonarlo, una de esas personas que no sacan cuentas por lo que dieron, a una de esas personas que tienen la capacidad de dar sin esperar nada a cambio. Es un gran reto, lo sé.
¡Nos vemos la próxima semana!
