En el post de la semana pasada abrimos un debate sobre los motivos que nos llevan a dejar el “reconocimiento” en nuestros equipos para mañana. El problema es que ese mañana muchas veces no llega y pasa tanto tiempo que se pierde la esencia de por qué estamos reconociendo el trabajo bien hecho a una persona.
Hoy me gustaría ser más pragmática y aportaros unas cuantas pautas para poder hacer estos reconocimientos y que consigan el objetivo perseguido: facilitar que la persona se sienta motivada, que se sienta apreciada, valorada y que continue repitiendo durante mucho tiempo ese buen desempeño.
PAUTAS A TENER EN CUENTA A LA HORA DE RECONOCER
Algunas de las cuestiones a las que tenemos que estar atentos a la hora de reconocer son estas:
Para entender gran parte de estas pautas, me gustaría ponerte un ejemplo real donde se ven reflejadas muchas de ellas.
EJEMPLO REAL DE RECONOCIMIENTO
Hace un tiempo un profesor de secundaria me pidió opinión respecto a un reconocimiento que quería hacer a un chaval de su clase. Éste me dijo:
– Tengo un alumno con el que estoy encantado. Es un alumno muy respetuoso con sus compañeros, muy trabajador, disciplinado, un alumno que se esfuerza de un modo que nunca había visto en otros. Pero me fastidia que en clase el resto de compañeros tienen ciertas frases de burla hacia él, se meten con su físico, y creo que todo esto le influye. Me gustaría hacer algo por él para reconocerle lo buen alumno que es… ¿Me puedes decir que le podría regalar a un chaval de 14 años que le haga ilusión?
– Nada, no les regales nada– le contesté.
– ¿Cómo que nada? Yo quiero regalarle algo para que sepa lo importante que es y lo que valoro su comportamiento y su actitud en clase– replicó.
– Te repito, nada, nada material que puedas comprar.
– ¿Y entonces qué hago? – me insistió.
– Mira, lo que vas a hacer es decirle que quieres hablar con él en tu despacho. Te sientas con él durante 5 minutos y le dices: “Mira chaval después de los 15 años que llevo dando clases no me había encontrado nunca a un alumno como tú. Es admirable tu disciplina para hacer todo lo que te voy indicando, tus ganas de aprender, tu capacidad de ayudar a cualquier compañero que lo necesita, tu actitud. Me parece admirable lo que haces día a día en mis clases y creo que, si todo esto lo vas aplicando en tu vida, llegarás muy lejos.
¿Cuánto tiempo creéis que alguien recordará estas palabras? Pues el resto de su vida. Cada puñetera vez que alguien se meta con él o le diga que no es suficiente, que no llegará a nada o que no podrá, recordará estas palabras y tirará hacia delante con fuerza. Y justo en ese tipo de instantes será más importante esta frase que cualquier regalo que le hubieras podido regalar.
Y punto.
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